A través de la Limosna Apostólica, Francisco envió a la Nunciatura de Brasil una cantidad equivalentes a más de 500 mil reales.
Sus integrantes elevaron sus oraciones y abogaron por una "solidaridad afectiva y efectiva", que se transforme en acciones de "concientización" sobre los fenómenos climáticos.
El arzobispo de Santa María y presidente de la región Sur 3 de la Conferencia Episcopal Brasilera (CNBB), Mons. Brustolin, comparte su sentimiento ante el empeoramiento de la situación.
Francisco manifestó su cercanía con las poblaciones seriamente afectadas por la subida de las aguas en el estado de Río Grande do Sul, que provocaron ya 55 muertos, 74 desaparecidos y 107 heridos.